lunes, 9 de noviembre de 2020

La deuda externa en América Latina

 

GUÍA DE APRENDIZAJE

 

 

Fecha: 11 de noviembre de 2020

Fecha máxima de entrega: 13 de noviembre de 2020

Área: Ciencias Sociales

Asignatura: Ciencias políticas y económicas

Tema: La deuda externa en América Latina

Docente: Juan Felipe Giraldo Castaño

Competencia: Interpretativa

 

Logro: Comprender qué y cómo se ha desarrollado el fenómeno de la deuda externa en América Latina

 

Indicador de logro: Comprende qué y cómo se ha desarrollado el fenómeno de la deuda externa en América Latina, por medio del taller propuesto por el docente

 

Introducción:

 

Esta guía pretende ayudarlo a comprender qué y cómo se ha desarrollado el fenómeno de la deuda externa en América Latina. Del mismo modo, la siguiente actividad ayudará a mejor su habilidad argumentativa y desarrollar una mejor capacidad de análisis.

 

 

Contenido

 

Deuda externa en América Latina

 

El endeudamiento de los países de América Latina no un fenómeno que se origina en el siglo XX. Por el contrario, la deuda externa es tan antigua como cada uno de los países que componen Latinoamerica. Es que lo cierto, las nuevas repúblicas de nuestro continente se desligaron políticamente de las monarquías que los dominaron por siglos, mas no lo hicieron en lo económico. Aunque su sistema político era nuevo, su sistema económico siguió estando sujeto a la dinámica de la economía mundial.

Así pues, el primer ciclo de préstamos latinoamericanos, por lo tanto, estuvo claramente vinculado a una fase expansiva de la economía internacional, característica que se repetiría en todos los auges crediticios posteriores. Pero la actividad crediticia del decenio de 1820 no puede explicarse solamente en términos de ciclos económicos. Una dimensión política se hallaba también implícita en estas transacciones financieras trasatlánticas. Para Gran Bretaña, quien fue la más interesada en invertir, tanto como para los países emergentes de Latinoamérica, los empréstitos o préstamos constituían instrumentos para alcanzar una serie de objetivos estratégicos. Los banqueros, los comerciantes y políticos británicos creían que los préstamos podían ayudar a abrir las puertas al comercio con América Latina, a facilitar el acceso a las valiosas minas de oro y plata y a garantizar el predominio naval británico en el atlántico como en el pacifico. Los políticos latinoamericanos, por su parte, deseaban obtener préstamos para financiar sus ejércitos – comprometidos en las últimas etapas de la lucha por la independencia –, así como para consolidar las nuevas naciones – estado que habían empezado a surgir de las ruinas de los imperios español y portugués. En este orden de ideas, los años veinte del siglo XIX no fueron solamente años de la euforia política en América Latina, sino también años de euforia bursátil en Londres, el cual aprovecharon los países latinoamericanos para endeudarse.

Sin embargo, el endeudamiento externo comenzó a reanudarse después de 1870 y se aceleró hacia el fin del siglo XIX. Este nuevo ciclo de endeudamiento fue la contracara de la exportación de capital desde Europa, principalmente desde Gran Bretaña, Francia y Alemania. Así, la lógica de la exportación de capital no fue la misma en esos tres países. En Gran Bretaña y –un poco menos pronunciado– en Francia, había un fuerte sector rentista y un rasgo saliente de la acumulación era el fuerte rol del sector financiero y comercial. La exportación de capital tenía un vínculo muy débil con la industria y la exportación de productos industriales. La exportación de capital fue la más fuerte en los años con una baja inversión interna. Gracias a ello, una parte de América Latina vivió una transformación profunda de su estructura económica y de sus lazos de dependencia con los países del centro, como Gran Bretaña. Particularmente en Argentina y Uruguay se instaló un modelo de agro exportaciones que creció rápidamente. Las inversiones extranjeras parcialmente financiaron esas transformaciones, en parte también alimentaron actividades especulativas. Las inversiones europeas ascendieron a alrededor de 7.000 millones de dólares en 1914.

El proceso de endeudamiento latinoamericano de esa época no fue lineal. Por un lado fue dependiente de la coyuntura económica en Europa, por otro lado incidieron ocasionales crisis financieras en América Latina. La crisis más grave probablemente ocurrió en Argentina en 1890-91. A veces la presión de los acreedores iba más allá de un mero condicionamiento político, como la intervención militar.

La Primera Guerra Mundial (1914 – 1918) cambió fundamentalmente las relaciones en los mercados financieros internacionales. Los poderes vencidos entraron en la década de postguerra con altísimas deudas externas y sistemas bancarios muy debilitados. En contraste con los sectores financieros europeos, los bancos estadounidenses salieron de la guerra desde una posición de fuerza. Había un surplus de capital exportable en los Estados Unidos y, por eso, un afán considerable de colocar capital en el exterior, principalmente en Europa y América Latina. No obstante, los Estados Unidos no asumieron un rol hegemónico en la regulación de las finanzas internacionales.

Los Estados Unidos practicaron su propia versión de política monetaria internacional, la diplomacia del dólar. Se trataba de una política claramente unilateral. El objetivo fue claro: desarrollar un patio trasero americano y el rol del dólar a través de créditos privados que fuesen condicionados por un control de la política económica ejercido por expertos norteamericanos con la aprobación del Ministerio de Asuntos Exteriores. Así pues, el “patio trasero” principal de los Estados Unidos en los años veinte fue América Latina. “Entre 1924 y 1928, América Latina absorbió el 24 por 100 de las emisiones de capital nuevo efectuadas en los Estados Unidos para la cuenta con el exterior y recibió el 44 por 100 de la inversiones directas en el exterior. Los Estados Unidos suplantaron a Gran Bretaña como inversor externo en la mayoría de los países latinoamericanos. Los préstamos norteamericanos sirvieron, por tanto, en muchas ocasiones, para pagar el servicio de las deudas a Gran Bretaña.

Por la especulación financiera en 1929 llevó a una crisis económica mundial, conocida como la “Gran crisis” o “el crac del 29” hizo que muchos países, entre del mundo se declararan incapacitados para pagar la deuda externa. La crisis de los países del centro descartó la viabilidad del modelo agroexportador vigente en América Latina. Los precios de las materias primas cayeron profundamente. Las fuentes de capital externo se secaron. Como medidas de urgencia se adoptaron fuertes restricciones contra las importaciones y se devaluaron las monedas nacionales en América Latina. A comienzos del año 1931, se declaraban moratorias en el servicio de diverso alcance. No se podían esperar nuevos fondos ni de los Estados Unidos ni de Gran Bretaña.

Después de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos tomó la hegemonía económica mundial. El orden internacional financiero de posguerra –llamado sistema de Bretton Woods– permitió una política monetaria autónoma. Los tipos de cambios fueron fijos. La combinación de una política monetaria autónoma y un sistema de cambios fijos fue posibilitada por controles de capital que el orden de Bretton Woods permitió. El sistema fue plasmado principalmente por los Estados Unidos como poder hegemónico. El dólar fue la moneda de reserva internacional y se encontraba al centro del sistema de cambios fijos. Una institución clave del sistema de Bretton Woods fue el Fondo Monetario Internacional (FMI). Los Estados Unidos buscaron garantizar y perpetuar su influencia en el FMI a través de una distribución de derechos de voto correspondiendo a criterios como: ingreso nacional, cambios exteriores, reservas internacionales. Esta ponderación de votos ha favorecido a los países industriales y a los EEUU en primera línea.

Después de la revolución cubana, en 1959, el flujo de créditos oficiales hacia América Latina creció. Estos fueron parte del programa del supuesto “combate contra el comunismo”. No obstante, la deuda externa de los países latinoamericanos aumentó en los sesenta y llegó a límites críticos en los mediados de los sesenta. Entre 1965 y 1967 el servicio de la deuda externa consumió 87% de los nuevos créditos (brutos) en América Latina. Había una marcada tendencia hacia déficit en la cuenta corriente. La sustitución de importaciones fue incompleta. Los países latinoamericanos continuaron siendo dependientes de las importaciones de bienes de capital, porque ni el capital nacional ni el capital transnacional estaban interesados en invertir en este sector. Los productos primarios (productos agrícolas, materias minerales, combustibles) formaban todavía una parte significante de las exportaciones. Así, los países del Tercer Mundo se endeudaron rápidamente. La deuda externa creció de 130,1 mil millones de dólares en 1973 a 780,9 mil millones de dólares en 1982. El endeudamiento fue particularmente dinámico en América Latina. En el corto período entre 1978 y 1982, la deuda externa de América Latina aumentó de 153 mil millones de dólares a 328 mil millones de dólares.

En América Latina había dos variantes básicas del uso de los créditos externos. En la primera, el endeudamiento externo ayudó a postergar la crisis del modelo basado en la sustitución de importaciones. Los crecientes déficit en la balanza comercial fueron financiados a través de créditos externos. En algunos casos se buscó profundizar la industrialización hacia dentro sin cuestionar la desigualdad del modelo.

La crisis originada por la deuda es grave y amenaza con provocar el derrumbe del actual sistema financiero internacional, a menos que se encuentre una nueva fórmula. La deuda externa, por lo tanto, se convierte en un problema económico, político y ético. Asi pues, la mayoría de los países latinoamericanos tienen que dedicar entre el 35 y el 50 por ciento de sus exportaciones al pago del servicio de la deuda.

Hoy ya la deuda externa ha dejado de ser simplemente un problema económico cuya solución se podría dejar a los economistas, a los ministerios de hacienda o a la banca. De lo económico ha pasado & lo social y a lo político, hasta llegar a ser lo que hoy se vislumbra: una maldición para el Tercer Mundo. La deuda externa está destruyendo todo: la posibilidad de desarrollo de los países subdesarrollados, la producción interna, el nivel de vida de las poblaciones, el empleo. Los presupuestos nacionales se restringen cada vez más a los gastos militares y policiales y a los gastos · que ocasiona el pago de la deuda. Se destruyen los sistemas de salud y de educación, las ciudades se deterioran y la miseria golpea.

Actividad

 

Después de haber leído el texto de contenido de esta guía, responder las siguientes preguntas.

 

1. ¿Cómo surge la deuda externa en América Latina?

2. ¿Cómo se convirtió Estados Unidos en una hegemonía económica? Argumente su respuesta

3. ¿En qué consistió el Plan Marshall y Bretton Woods?

4. ¿Qué consecuencias genera para América Latina la deuda externa?

 

 

 

Lecturas sugeridas

 

·         Hinlcelammert, Franz, La deuda externa de América Latina: el automatismo de la deuda, Editorial Departamento Ecuménico de investigaciones (DEI), San José, Costa Rica, 1990

·         Marichal, Carlos, Historia de la deuda externa de América Latina: desde la independencia hasta la Gran depresión, 1820 – 1930, Alianza editorial, México, 1988

·         Becker, Joachim, El endeudamiento externo de América Latina: un resumen histórico. En: El golpe del capital. Las crisis financieras en el Cono Sur y sus salidas, Becker, Joachim, Editorial Coscoroba. Montevideo, 2007

  

 El taller se envía al correo: jhuanfe.21@gmail.com

Si presenta inconvenientes al enviar el taller por correo, puede enviarlo al Whatsapp: 3224542571.
Alguna inquietud o inconveniente escribir al correo o al Whatsapp anteriormente mencionados 

 

https://drive.google.com/file/d/13TbDXj172zjhgwgl56UEdaX0xB6WR9SZ/view?usp=sharing: Guía en pdf


¡ÉXITO!

 

 

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